Mitos del yoga

Cuatro mitos del yoga develados

Los incontables beneficios que el yoga reporta a la salud son innegables, y van desde una mayor flexibilidad y una menor tensión muscular hasta la disminución del estrés y de la ansiedad.

En términos de ejercicio físico, el yoga es increíblemente bueno para tu cuerpo. De acuerdo con Christine Fuchs, profesora de yoga durante ocho años en el Kripalu Center for Yoga & Health, el mayor centro de retiros de yoga en los Estados Unidos, “el yoga ofrece una combinación única de estiramiento profundo y movimiento dinámico que alarga los músculos y realinea el cuerpo de manera efectiva”.

Pero también hay muchos conceptos equivocados sobre el yoga por los cuales muchos evitan siquiera pensar en practicarlo. ¿Cuáles son estas ideas y por qué son imprecisas?

En esta nota, expondremos algunos de los mitos más comunes sobre el yoga para que no haya información equivocada que se interponga en el yoga y tú, comiences a practicarlo y puedas disfrutar de todos los beneficios para tu salud en el proceso:

MIto 1: “El yoga es solo para personas flexibles”

Seguramente en redes sociales habrás visto imágenes de personas practicando yoga en posturas que desafían la gravedad. Esto hace que muchos piensen que es necesario ser súper flexible para practicar yoga, pero la flexibilidad no es un requisito previo: sin importar cuán flexible seas, hay formas de ajustar cada postura para que funcione en tu cuerpo.

“El yoga se centra en la respiración y explora cómo se siente el cuerpo. Cada postura se puede adaptar al nivel actual de flexibilidad de una persona”, dice Fuchs. “El enfoque no debe estar en como se ve el estudiante haciendo una postura dada, sino en dónde siente el estiramiento”.

Tomemos la pose de perro boca abajo, por ejemplo. Las personas con isquiotibiales tensos seguramente tendrán dificultades para plantar los talones en el suelo como podrías ver en una clase de yoga, pero ese no es el objetivo de la postura en primer lugar y, para continuar, la postura se puede ajustar fácilmente para adaptarse a tu nivel de flexibilidad actual.

“El propósito del perro boca abajo es estirar la columna sin redondear la espalda baja; no tener las piernas rectas y llevar los talones al suelo”, explica Fuchs, y también recomienda a los estudiantes con isquiotibiales tensos que flexionen las rodillas al estirar la espalda. A medida que se vuelven más flexibles, pueden trabajar en estirar las piernas y bajar los talones.

De hecho, si practicas yoga con regularidad, es probable que te vuelvas más flexible. “A menudo escucho de personas que no son lo suficientemente flexibles para hacer yoga”, señala Fuchs. “y les recuerdo que no necesitan ser flexibles para hacer yoga, pero que podría adquirir flexibilidad a medida que lo practiquen”.

Mito 2: “Tengo dolor crónico, así que no puedo hacer yoga”

La idea de hacer ejercicio puede ser abrumadora si luchas contra el dolor crónico, aun la de practicar yoga intenso; sin embargo, ciertos tipos de yoga pueden ayudarte a manejar mejor tus molestias.

“Los estudios sugieren que practicar yoga puede ser benéfico e incluso reducir ciertos tipos de dolor crónico”, dice Stephanie Morgyn, instructora de yoga y bloguera de bienestar en Chicago.

Y añade: “Por ejemplo, el yin yoga generalmente se enseña en una clase sin calefacción y aumenta el flujo sanguíneo a los músculo con posturas suaves y prolongadas. Se recomienda para quienes… viven con dolor crónico, estrés o músculos tensos. Estas clases son más reconstituyentes y dependen en gran medida de la gravedad para profundizar las posturas y restaurar el rango de movimiento”.

Las personas con dolor crónico también podrían pensar que ciertas posturas de yoga pueden empeorar su dolor, pero es importante recordar que “todas las posturas se pueden modificar”, según Morgyn.

“Si estás practicando en una clase presencial, asegúrate de informar a tu instructor sobre cualquier problema de salud antes de comenzar para que pueda ofrecerte indicaciones y modificaciones personalizadas, y así ayudarte con ciertas posturas que pueden ser dolorosas”.

Mito 3: “Estoy demasiado grande para probar yoga”

Hay mucha gente que cree que si no te dedicas al yoga antes de cumplir los 30 ya no podrá hacerlo después, pero no hay límite de edad para comenzar una práctica de yoga: hay una variedad de estilos de yoga que se adaptan a cualquier grupo de edad.

“Si bien mi madre de 80 años probablemente no disfrute del hot yoga o del power yoga, hay muchos estilos de yoga diferentes en los que nos movemos más lentamente”, explica Fuchs.

“Si el objetivo principal es la relajación, recomiendo a los estudiantes mayores que prueben el yoga restaurativo o el nidra yoga. Para una práctica más activa para las personas mayores, recomiendo el yoga en silla, el de flujo lento o el suave”, añade.

La práctica del yoga también tiene ciertos beneficios que son particularmente útiles para las generaciones mayores: “Un gran beneficio es el enfoque en las posturas de equilibrio, como la postura del árbol, y en estar firmemente arraigado”, dice Fuchs. “Esto es especialmente importante para las personas mayores”, que pueden tener problemas con el equilibrio (y que podrían enfrentar problemas de salud graves si se cayeran).

¿Hay alguna edad máxima? No, no importa si tienes 25, 42, 59 u 82 años, nunca eres demasiado mayor para comenzar con una práctica regular de yoga.

Mito 4: El yoga es solo para personas espirituales”

El yoga tiene raíces espirituales; esto ha llevado a muchos a creer que es solo para personas espirituales o religiosas. Pero aunque el yoga es ciertamente una práctica espiritual para muchos, no tiene por qué serlo estrictamente para todos.

El yoga contiene muchos elementos diferentes. “Lo que comúnmente llamamos yoga es en realidad ‘asana’, el componente físico del yoga, y no tiene por qué ser una práctica espiritual”, dice la profesora de yoga, Alessandra Calderín.

Si bien los aspectos espirituales del yoga, como la meditación, ciertamente implican una serie propia de beneficios para la salud, ya de suyo apegarse a una práctica de yoga estrictamente física tiene muchas ventajas.

“Asana puede ser una gran herramienta para ponerse en contacto y escuchar el cuerpo, cultivar la fuerza, realentizar la mente, dominar la respiración”, dice Calderin, y también está vinculada con enormes beneficios para la salud como reducir la ansiedad y la inflamación”.


*Este artículo no pretende sustituir el consejo médico informado: no utilices esta información para diagnosticar o tratar un problema de salud o condición. Antes de cambiar tu dieta, alterar tus hábitos de sueño, tomar suplementos o comenzar una nueva rutina de ejercicios, consulta siempre a tu médico.

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