Ciencia del autocuidado

La ciencia del autocuidado

En estos días, se presta mucha atención al concepto de autocuidado y los expertos en bienestar suelen hablar con frecuencia de la importancia de tomar un baño, salir a caminar y conectarse con amigos.

¿Pero exactamente por qué el cuidado personal es tan importante? Resulta que nutrir tu salud física, emocional y espiritual desencadena ciertas reacciones químicas en el cerebro las cuales generan grandes beneficios para tu bienestar.

Sigue leyendo para descubrir qué sucede cuando te tomas un momento para hacer algo que disfrutas y cómo hacer que el autocuidado sea parte habitual de tu vida.

¿Cómo afecta el autocuidado al cerebro?

¿Sabías que hacer algo que disfrutas, como abrazar a tu perro, pasar una hora en tu jardín o ponerte al día con tu antiguo compañero de cuarto, puede hacerte sentir muy bien por dentro?

Eso sucede gracias a reacciones químicas. “Este tipo de acciones estimulan a los neurotransmisores para que tu cerebro libere sustancias como la oxitocina y las endorfinas, ¡que te hacen sentir bien!” dice Paula Gill López, profesora asociada y presidenta del Departamento de Consulta Psicológica y Educativa de la Universidad de Fairfield.

Por ejemplo, la investigación muestra que la oxitocinas, que se libera durante las interacciones sociales y otras actividades, disminuye el estrés y la ansiedad al tiempo que aumenta la sensación de calma y bienestar; las endorfinas, que provocan sensaciones de placer y reducen el dolor, se liberan durante actividades como el ejercicio, la risa y los masajes; y la serotonina que se libera cuando sales al aire libre en un día soleado o haces algo activo, pueden disipar el mal humor.

También está el impacto en tu sistema nervioso. “Cuando eres amable, cálido y te apoyas a ti mismo, disminuyes tu respuesta simpática (también conocida como modo de lucha o huida) y aumentas tu respuesta parasimpática con lo que se reducen los niveles de cortisol”, dice Kristin Neff, profesora asociada en el Departamento de Psicologñia Educativa en la Universidad de Texas en Austin y autora de The Mindful Self-Compassion Workook.

Activar el sistema nervioso parasimpático también reduce la frecuencia cardiaca, lo que lleva a una sensación general más tranquila, entre otras cosas.

Las dos claves para aprovechar al máximo el autocuidado

La clave del autocuidado no es solo realizar ciertas actividades, sino también tener la mentalidad correcta al hacerlas; ahí es donde entran en juego la atención plena y la autocompasión.

“La atención plena implica concentrarse en el presente, ya sea prestando atención a los cinco sentidos o pensando en lo que siente tu cuerpo”, dice López. Estar atento es fundamental para el autocuidado: puedes dar un paseo por el parque, pero si estás mirando tu teléfono todo el tiempo en lugar de notar la forma en que la luz se filtra a través de los árboles, no obtendrás todos los beneficios.

El otro cambio mental que necesitas practicar es ser más compasivo contigo mismo. “Lo que haces es importante, pero aún más importante es que tienes que ser amable contigo mismo”, dice Neff. “Puedes hacer yoga, pero si pasas todo el día castigándote por hacer las posturas mal, eso no es autocuidado”.

No permitas que el autocuidado te estrese

Para muchas personas ocupadas la idea de agregar otro elemento a su lista de tareas pendientes, ¡incluso si es algo que les gusta hacer!, puede ser estresante. Pero ese no debería ser el caso.

“La gente piensa que no tiene tiempo para cuidarse a sí misma, pero lo tiene”, dice López. “Hay pequeñas cosas que puedes hacer a diario y que no requieren mucho tiempo”. Incluso tomar una ducha puede ser una forma de autocuidado si realmente te concentras en la sensación de masaje del agua en tu espalda y el olor de tu gel de baño favorito.

Hagas lo que hagas, no caigas en la trampa de pensar que tienes que ir a lo grande o no hacerlo en absoluto. “Mucha gente dice que si no tienen una hora para dedicarla a una actividad no van a hacer nada, pero puedes hacer una pequeña rutina de yoga en cinco minutos”, dice López. “En lugar de no hacer nada, simplemente haz algo”.

¿Cómo hacer más?

Sería genial si trabajaras un poco de autocuidado a diario, pero al menos, hazlo cuando notes que estás llegando al límite.

“Lo importante es hacer una pausa y preguntarte qué necesitas ahora mismo” dice Neff. “Tal vez sea una taza de té o salir a dar un paseo: nadie más puede decirte lo que necesitas en ese momento, por lo que necesitas estar dispuesto a hacerte esa pregunta y luego satisfacer esa necesidad”.

Todos tienen diferentes acciones que llenan su taza de autocuidado, pero aquí hay algunas que las investigaciones muestran que son especialmente poderosas:

Practica la meditación consciente: puede sonar abrumador intentarlo, pero todo lo que necesitas hacer es encontrar un rincón tranquilo para sentarte. Meditar con regularidad puede ayudarte a sentirte menos ansioso, dormir mejor, mejorar el estado de ánimo y la autoestima, entre otras cosas.

Da un paseo por la naturaleza: encuentra tu parque o bosque más cercano y recorre los senderos cuando te sientas deprimido. Hacerlo puede ayudarte a sentir menos estrés y ser más feliz. También es una excelente forma de ejercicio que ayuda a liberar todos esos químicos benéficos en tu cerebro.

Escucha música relajante: la investigación sugiere que la música relajante puede ayudarte a mantener bajos los niveles de cortisol incluso cuando sucede algo estresante. Lo mejor es que esta actividad puede estar en segundo plano durante todo el día sin ningún esfuerzo adicional de tu parte.

*Este artículo no pretende sustituir el consejo médico informado: no utilices esta información para diagnosticar o tratar un problema de salud o condición. Antes de cambiar tu dieta, alterar tus hábitos de sueño, tomar suplementos o comenzar una nueva rutina de ejercicios, consulta siempre a tu médico.

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